martes, 21 de septiembre de 2010

Travesuras de niños (primera parte)

Las huertas eran un clásico en la mayoría de las casas; cultivaban de todo, en una de estas huertas probaron sembrar maní. Pasaba el tiempo y las plantitas no aparecían ante la angustia y la bronca de quien las había sembrado (fracaso total pensaba el hombre)
Un día en una trifulca de chicos saltó, tal vez por venganza entre ellos, quién era el culpable del motivo de no tener la plantación de maní, el más terrible de los chicos cuando todos fueron a dormir la siesta tomó por su cuenta la recién hecha hilera de sembrado, escarbaba a la distancia justa que estaban los granos (por algo estaba mirando cuando trabajaban); los sacaba uno a uno y se los engulló ¡ a todos !.....
¡Podía esperar el pobre hombre que germinen sus semillas!


OTRA:
Todos sabrán que es cosa imposible pedirle a un niño que no cuente algo que los demás quieren ocultar.
Cosas que pasan en el campo, un toro que rompe un alambrado y pasa a un lugar que no debía estar; la cuestión era ocultárselo al abuelo para evitarle un disgusto.
_No contés al abuelo, no contés,....no contés...NO CONTES.....
A la hora del almuerzo, todos en la mesa, los mayores con intranquilidad, pensando lo que sucedería; el pobre chico abría la boca para pedir agua o pan y los ojos de los mayores todos sobre él, todo transcurrió con normalidad, la comida...el postre....Ya se estaban distendiendo los ánimos.El abuelo se aprestaba a levantarse de la mesa; el niño los miró a todos y dijo: ¿Vieron como me porté de bien, ni le dije nada al abuelo que el toro rompió el alambrado y se fue?
¿Que pasó, que pasó? resonó la voz del abuelo.....


OTRA:
Hace muchos años, cuando los baños de la escuela tenían las puertas de madera con celosía, no tuvieron mejor idea en el recreo de jugar ahí.Uno dentro del baño era el sacerdote y confesaba a los otros que formaban fila.De pronto la algarabía de los de afuera se transformó en silencio absoluto.El que estaba dentro se dio cuenta que algo estaba sucediendo; mira hacia abajo y reconoce los zapatos de la directora doña Dobrava Azcuénaga (aclaro que las puertas llegaban a unos 20 cm. del suelo) mujer recta ,como ya su nombre lo da a entender.
Bueno!!!! ya estaba jugado, intentó confesarla a ella también. El protagonistas de esta historia siempre contaba que, desde el baño hasta la dirección pudo apoyar dos o tres veces los pies sobre la tierra, así también le quedaron las orejas.
¿Qué me dicen si les cuento que ese niño era MI PAPÁ?.....

2 comentarios:

  1. Y quien otro podía ser!!!!. Esta travesura me encantó, me río sola de solo imaginarmelo.
    Te felicito Rita por esta iniciativa, es tan lindo leer o escuchar estas anécdotas y darnos cuenta a su vez que las travesuras y la inocencia en los niños no ha cambiado con el paso del tiempo. Por eso, entre el ayer y el hoy, hay pequeñas grandes diferencias y cada tiempo tiene sus cosas buenas y otras no. Pero también me lleva a pensar que antes las cosas eran más sanas, no estaban tan contaminadas, sobre todo por la escasez de valores, que es uno de los males de hoy.
    Reitero mis felicitaciones y quiero seguir leyendo más.
    Un beso.

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  2. Creo que conozco a los protagonistas de la segunda historia.
    Laura

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